La vida es divertida
porque somos extraños
Hacemos cosas raras,
algunas sorprendentes
Hablamos para nada,
viajamos por viajar
aprendemos idiomas y
hacemos cursos tontos
(alfarería, cábala,
lírica medieval
tarot o quiromancia,
religiones de Oriente o bailes de salón)
inventamos historias,
vestimos a la moda
creamos oenegés,
invadimos países
nos hacemos adictos a los
chats
a las drogas, al sexo, a
la consola
gastamos más en porno que
en comer
llevamos en el culo
tatuajes
leemos libros raros para
hacernos los listos
mejoramos el mundo
consumiendo más drogas
nos acicalamos por una
hipotética y remota
posibilidad bastante
improbable de follar
cultivamos la tierra y
rezamos al cielo
estudiamos carreras y
levantamos inmensos edificios
enterramos nuestra vida
bajo una hipoteca
y, en general, somos los
bichos más sorprendentes
de este documental que
algunos llaman vida
Y eso sin ser muy
rebuscado, que luego están los raros
los que tocan el arpa,
los que escalan montañas
los que van a la ópera,
los que van al espacio
los que arden a lo bonzo
por una causa justa
los que pagan por ver
torturar animales
los que se hacen ascetas
los que van a la tele a
contar sus miserias
los que se hacen
políticos por tener ideales
los que se hacen los
cínicos para ser hijoputas
los que amputan su pene o
bailan la jota
los que adoran estatuas y
se hacen peregrinos
y los que no salen nunca
de su mente o su pueblo
de sus ideologías nunca
bien digeridas
o de su mal ventilada
habitación
Yo también soy extraño,
pero no demasiado
Leo, escribo y estudio
estoy con mis amigos
hago el amor
bebo y tomo drogas a
veces
amo
si me dejan, opino
trabajo para pagar lo que
rompo o necesito
descreo en todo lo divino
e intento conocer la
parte del planeta
que puede costearme mi
saldo actual
El Universo, mientras, se expande inútilmente
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