Quién
nos iba a decir hace solo unos meses que 2015 se iba a presentar con una cara
tan amable, tan cargado de ilusión y alegría. Lo hemos pasado mal y ha sido
duro, pero por fin hemos salido de la crisis. Esta vez de verdad. Ahí están los
indicadores macroeconómicos que demuestran que lo peor ha pasado y que lo mejor
está a la vuelta de la esquina. Casi se puede oler ya esta nueva era de
prosperidad que nos espera después de las doce uvas. Es como si la primavera se
hubiera anticipado y todas nuestras esperanzas volvieran a florecer con bríos
renovados.
Se
acabaron las manifestaciones, las huelgas y las protestas en general. Y no por el
miedo a la mal llamada ley Mordaza, sino porque no habrá ninguna justificación
para rodear el Congreso, tomar las plazas o invadir las calles inopinadamente.
A nuestro querido presidente del Gobierno no le cabe ninguna duda y a la prensa
más objetiva e imparcial tampoco. Ahí están periodistas de raza como Francisco
Marhuenda para certificarlo. Muchos de los que se han metido con él durante
estos últimos años deberían pensar en ir pidiéndole disculpas, que la realidad,
que es obstinada y pertinaz, ha terminado dándole la razón. Este prohombre del
periodismo, que nunca flaqueó y que, contra viento y marea, siempre mantuvo su
fe en el Gobierno, nos ha dado una gran lección de la que tendríamos que sacar
muchas conclusiones.
Sí,
ya sé que muchos de vosotros aún sois escépticos y que creéis que el Gobierno
intenta tomarnos el pelo. Seguro que me vais a decir que sigue habiendo gente
rebuscando en los contenedores, que hay colas interminables en los comedores
sociales, que continúan los desahucios, que el paro apenas ha bajado y que
mucha gente que trabaja no gana ni para comer. Todo eso no se puede negar, pero
lo único que sucede es que no sois capaces de ver más allá de vuestras narices
porque los árboles os impiden ver el bosque. ¿Es que no os dais cuenta de que
todo eso no es sino el rastro que deja a su paso la tormenta? Pero no hay que
perder la calma porque la tormenta ya pasó y España es un ave fénix que está
resurgiendo de sus cenizas, mal que les pese a los agoreros. Ahí tenéis los
irrefutables e impepinables indicios que lo demuestran. Se acabaron los
recortes. El Gobierno acaba de elevar en tres eurazos el sueldo mínimo
interprofesional y ha subido las pensiones un 0,25%. No hay más ciego que el
que no quiere ver.
Con
un poco de paciencia muy pronto veremos los frutos granados de la nueva reforma
educativa. En 2015 se implantará en secundaria y seguro que es todo un éxito. Puede
que incluso esta sea la oportunidad para que Froilán se saque por fin la ESO y
emprenda una exitosa carrera como promotor de fiestas en la Joy. El PP siempre se
ha preocupado mucho por ofrecer oportunidades a la juventud con inquietudes. Solo
hay que fijarse en lo bien que se han portado con el Pequeño Nicolás. Qué
bonito sería que el PP convocara el próximo curso las becas “Pequeño Nicolás”
para jóvenes emprendedores.
Y
se acabó la preocupación ciudadana por la corrupción. Que sí, que ha existido,
eso no lo vamos a negar. Pero es una lección aprendida de la que solo quedan
ciertos remordimientos y el propósito firme de no volver a repetirlo. Con solo
ver la nueva ley de transparencia del PP queda claro que ellos, especialmente, han
quedado totalmente escarmentados. Puede que en el pasado hayan estado más
pringados que el resto, pero por eso mismo también han sido el primer gobierno
que ha tomado medidas drásticas para extirpar la corrupción de raíz. Ningún
partido como el PP a la hora de colaborar con la justicia y dejar que los
jueces actúen con rigor e imparcialidad.
Pero
como de desagradecidos está el mundo lleno, seguro que hay por ahí gente que les
pone alguna pega. Pues no pasa nada, que para eso vivimos en democracia,
disfrutamos de un Estado de derecho y podemos manifestar libremente nuestras
preferencias en las urnas.
Para
todos los quejicas, el 2015 trae un montón de elecciones democráticas en las
que habrá opciones estupendas para todos. ¿Que eres de poca aventura pero estás
desencantado del PP? Pues ahí tienes al UPyD de Rosa Díez y a los Ciudadanos de
Albert Rivera, que no son ni de izquierdas ni de derechas sino todo lo
contrario pero al revés, que no es lo mismo.
¿Qué
eres un nostálgico de la izquierda de toda la vida porque te gusta el olor a
naftalina y la moda vintage? Pues ahí
están Pedro Sánchez y Alberto Garzón, que vienen a ser lo mismo que cuando
cambiaron el dibujo del bote del Cola Cao y dejaron dentro el producto de toda
la vida, que la gracia del Cola Cao auténtico está en que haga grumos para
comértelos a cucharadas antes de apurar la leche. Las cosas que están bien no
hay por qué cambiarlas.
Pero
que no se preocupen los amantes de las novedades, que 2015 les tiene reservadas
grandes emociones. De hecho, todo apunta a que Podemos puede ser la gran
sorpresa electoral. Multitud de fenómenos paranormales y algunas encuestas del
CIS parecen anunciar que Pablo Iglesias se hizo hombre para derrotar a la casta
y redimirnos a todos de la tiranía de los banqueros y los grandes empresarios.
Que nadie dude de él, que, si las circunstancias lo requieren, convertirá el
agua en vino y multiplicará los panes y los peces.
Solo
preveo un mal año para los nacionalistas e independentistas. En cuanto los
catalanes y los vascos vean lo bien que nos va, no habrá ni uno que quiera irse
de aquí. A lo mejor tendríamos que hacer un referéndum a nivel nacional para decidir
si les damos la patada y nos los quitamos de encima. Aunque solo fuera para
darles un susto y echarnos unas risas.
Y
es que lo de votar está bien, pero dentro de un orden. ¿O es que acaso nos ha
hecho falta votar para tener un monarca cojonudo? Hay cuestiones que más que
democracia lo que requieren es una buena estrategia de jugador de ajedrez. Para
dar jaque a sus hermanas, a la tonta y a la listilla, solo tuvimos que mantener
una ley de sucesión que las descartaba por ser mujeres. ¿Acaso alguien protestó
por un caso de discriminación tan palmario? Pues no. Porque Felipe era el
heredero que a todos nos gustaba: alto, guapo, educado, romántico… Resumiendo,
un príncipe de esos que salen en los cuentos. Y listo donde los haya. Ni se os
ocurra jugar con él al Tabú, que es un crack. El otro día se tiró quince
minutos hablando en televisión y no dijo ni una de las palabras prohibidas.
En
2015, hasta la Iglesia va a parecer otra. Se acabaron los escándalos de
pederastia y las sectas sicalípticas. El papa Francisco exorcizará todos los
males de su grey y la dejará más inmaculada que recién salida del confesionario.
Ya era hora de que llegara un papa que se pusiera de parte de los pobres.
Seguro que pronto empieza a subastar las riquezas del Vaticano para dar
de comer a todos los necesitados del planeta. Su humildad nos ha dejado a todos
pasmadísimos, y no solo porque sea papa sino muy especialmente por tratarse de
un argentino. Nunca habíamos visto algo así. No me extrañaría que más pronto
que tarde renunciara a su cargo de jefe de Estado y convirtiera la teocracia
vaticana en una comuna anarquista.
¿Y
qué me decís de Estados Unidos? Obama ha terminado con el bloqueo a Cuba y se
supone que por fin cerrará Guantánamo. No me parece poco. Aunque tengo que
reconocer que el panorama internacional sí me tiene algo preocupadillo. Sigo
viendo muy cabreados a los yihadistas y supongo que el problema no tiene fácil
solución. Es gente que se queja de vicio y eso tiene mal arreglo. No sé a qué
viene tanta mala hostia con lo bien que les va. Cada vez controlan más
territorios y ya tienen hasta califa y todo. Fíjate que me da que 2015 para
ellos no va a ser mal año.
En fin, espero que todos mis buenos augurios se cumplan y que 2015 os dé a todos lo que os merecéis.
En fin, espero que todos mis buenos augurios se cumplan y que 2015 os dé a todos lo que os merecéis.
1 comentario:
Y porque en 2015 no hay Mundial ni Eurocopa, que si no lo petábamos también.
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