domingo, 30 de noviembre de 2014

Little Miss Sunshine

Little Miss Sunshine es la historia de una familia de fracasados que llevan a Olive, la hija pequeña, a un concurso de belleza para niñas. Y no lo hacen por vanidad, como tantos otros padres, sino porque a la niña le hace mucha ilusión y creen que tienen que apoyarla. La película se convierte en una odisea con formato de road movie en la que los personajes recorrerán más de mil kilómetros para llegar, tras muchas tensiones, peripecias e imprevistos, a Redondo Beach, la sede del concurso. Allí descubrirán que el concurso es, además de hortera y delirante, totalmente inaccesible para Olive, una niña graciosa, bajita, gordita y cuatro ojos. Antes de que salga al escenario, comprenderán que no tendrá nada que hacer frente a unas niñas que parecen recién salidas de la casa de la Barbie: altas, guapas, estilizadas y con un montón de habilidades insólitas. Para mí este es el mayor acierto de la película, el que consigue que los espectadores se identifiquen con la situación al mostrarnos el éxito como una competición fuera de nuestro alcance y, al mismo tiempo, hacernos comprender que ese tipo de competiciones son algo vacío, afectado, ridículo, que poco o nada tienen que ver con la vida.

Olive solo es una niña ingenua e inconsciente que sueña con participar en un concurso de belleza y sería cruel acabar de golpe con sus ilusiones. Es mucho mejor que salga al escenario, que reviente el concurso y que escandalice a todo el mundo con su baile sicalíptico y procaz. Por eso todos estamos con su familia cuando suben al escenario para bailar con ella y apoyarla.

La única vez que sentí orgullo patrio viendo un concurso fue cuando mandamos a Rodolfo Chikilicuatre a fastidiar el Festival de Eurovisión. Yo fui uno de los que votó por SMS para que nos representara y fuera allí a darles una patada en el culo a los que organizan ese espantoso concurso. Fue de las pocas veces en mi vida que vi Eurovisión y esperé con impaciencia la aparición del representante español. Cuando comenzó su actuación, sentí que yo también estaba allí, en el escenario, con Chikilicuatre, perreando sin parar, tocando la guitarrita de juguete y bailando el brikindans, el crusaíto, el maikelyakson y el robocop.

1 comentario:

Xaring dijo...

gran película la verdad que el director es un maestro a la hora de plasmar unas vidas míseras en una sociedad implacable y mostrar su lado encantador..enternecedor..