martes, 27 de mayo de 2014

"Segundas personas" en el Café La Palma

Este jueves, a las 19.30 horas, os esperamos en el Café La Palma para presentaros Segundas personas. En esta presentación contaré con la complicidad de Jorge Agenjo, que es profesor de literatura, un gran lector y, sobre todo, un buen amigo. Nos ayudarán en esta misión Nerea Tello Heredero, Ana Camuñas y Germán Hughes. A todos les doy las gracias por su apoyo y generosidad.

Y si queréis saber más sobre Segundas personas, pasaos por mi web:





martes, 20 de mayo de 2014

Cuentos con moraleja: El padre, el hijo y el burro

Llevo una temporada pasando de puntillas por los temas políticos, no sé si por agotamiento, aburrimiento o desesperanza. Pero se acercan las elecciones europeas y de alguna forma necesito expresar el sentimiento de desconcierto e indecisión que me bloquea. Para conseguir este propósito voy a echar mano de uno de mis cuentos con moraleja, que tan esclarecedores me han parecido en otras ocasiones. Si estáis tan perdidos como yo, supongo que os servirá de algo.

El cuento que recreo, de memoria y a mi gusto, es harto conocido:

Un padre y un hijo iban con un burro de camino al mercado. Al salir de su pueblo, se cruzaron con dos agricultores y uno de ellos le dijo al otro: “Mira qué dos tontos. Llevan un burro y van los dos andando.”

El padre, que no lo había pensado hasta ese momento, reflexionó unos instantes y llegó a la conclusión de que el muchacho podía subirse en el burro para que al menos uno de los dos fuera más descansado.

Cuando llegaron al primer pueblo del camino, pasaron delante de unos viejos que tomaban el sol en la calle y el hombre los oyó murmurar: “Qué poca vergüenza tiene ese muchacho, que permite que su padre vaya andando mientras él va subido en el burro.”

El hombre pensó que tenían algo de razón y le propuso a su hijo que intercambiaran posiciones. Y así él subió a lomos del burro mientras el chaval cogía los ramales del pollino y encabezaba la marcha. Al rato se cruzaron con unas mujeres a las que oyó decir: “Míralo, menudo padre, que permite que su hijo vaya andando mientras él va subido en el burro”.

El padre decidió entonces que los dos debían montarse en el burro y así lo hicieron, pero un hombre que venía del mercado les espetó: “¿Pero es que no veis que lleváis al pobre animal con la lengua fuera? ¡Qué crueldad!”

El padre entonces se apeó del burro y mandó a su hijo que buscara una vara larga. Luego ataron las patas del burro y las engancharon a la vara, que cargaron sobre sus hombros. Al llegar al pueblo donde estaba el mercado, todos los lugareños empezaron a reírse de ellos al ver cómo cargaban con el burro. Justo en el momento que cruzaban un puente, el pobre animal se puso nervioso y empezó a dar coces. El padre y el hijo no pudieron controlarlo, lo soltaron y lo dejaron caer en las profundas aguas del río.


La moraleja de esta historia es que nunca se puede dar satisfacción a todo el mundo, o que por querer hacerlo terminarás echándolo todo a perder. Para mí también quiere decir que hay cuestiones que uno tiene que resolver por sí mismo, cuestiones que dependen del criterio personal y en las que no te servirán de nada las desconcertantes encuestas de opinión.

Me pasa ahora mismo con el voto del desencanto o la indignación, que no sé cómo ejercerlo. Mi primera opción sería no ir a votar, o votar nulo, que viene a ser más o menos lo mismo. Y no solo porque tengamos una democracia cancerígena y corrupta, sino también porque tenemos un sistema electoral amañado cuyo único fin es perpetuar en el poder a los dos partidos mayoritarios. Muchos me dicen que estoy equivocado porque, según ellos, no participando en las elecciones estaré, de alguna forma, legitimando a los que gobiernan y siendo cómplice de sus abusos.

Tampoco es una opción el voto en blanco, que aumenta el porcentaje de votos que hay que sacar para obtener un escaño. Si votara en blanco, seguro que vendría alguien a recordarme que de ese voto solo se benefician los dos partidos mayoritarios.

He pensado incluso en la posibilidad de votar al PSOE, aunque solo sea por el hecho de fastidiar al PP, que al fin y al cabo sería algo que, sin valer para nada, me produciría cierta satisfacción. Pero ya me imagino a todos los indignados reprochándome, probablemente con mucha razón, que así solo sigo alimentando al monstruoso PPSOE. Por cierto, en Europa, PP y PSOE suelen votar lo mismo en un elevadísimo porcentaje de ocasiones.

A ratos me inclino también por votar a algún grupo minoritario, que habría sido mi primera opción si de verdad alguno me resultara convincente. Pero como no es así, al pensar en esta opción, lo único que me imagino son los miles de votos que entrarán en las urnas como en un inmenso desagüe para perderse en las cloacas de nuestro sistema electoral. No faltará quien pueda decirme que he tirado mi voto para nada y que votar a los partidos minoritarios nunca será una opción. De hecho, ya están amenazando el PP y el PSOE con un gobierno de concentración en el caso de que una constelación de partidos minoritarios ocupara un porcentaje elevado de escaños en futuras elecciones autonómicas y nacionales.

Resumiendo, que los que no sabemos qué votar a estas alturas lo tenemos jodido para encontrar una solución genial antes del domingo. Eso sí, para que no nos pase lo mismo que a los protagonistas del cuento, lo mejor que podemos hacer es dejar de escuchar a unos y a otros y elegir aquello que, en conciencia, nos haga sentir menos mal, y más como una terapia que porque pensemos que vaya a solucionar algo.

Para terminar os dejo esta reflexión: no deja de ser curioso que, al establecer el símil entre la historia que os he contado y mis preocupaciones electorales, la democracia tenga que ser el burro.

viernes, 16 de mayo de 2014

Presentación de "Segundas personas" en el Café La Palma de Madrid

Tengo el placer de anunciaros que la presentación de Segundas personas en Madrid será el jueves 29 de mayo a las 19.30 horas en el Café La Palma, y es algo que me emociona especialmente.

En el Café La Palma guardo muchos recuerdos estupendos de noches memorables. Y aunque nunca he presentado allí ninguno de mis libros, el Café La Palma guarda mucha relación con ellos. Fue allí, por ejemplo, donde terminamos la celebración cuando me concedieron el Premio Ciudad de Móstoles, que sería muy importante para mí porque gracias a él publiqué mi primer libro. También me trae a la memoria la publicación de Entelequia, que, aunque se presentó en la Fnac, fue acompañada de una fiesta inolvidable en el Café La Palma.

Estoy muy agradecido a Germán Hughes, que nos ha hecho un hueco en la programación, incluso cuando la agenda de mayo ya estaba cerrada. Seguro que después del 29 de mayo tendré más recuerdos estupendos que guardar en mi álbum particular de momentos memorables.

Espero que todos los amigos y amigas que aún tengo en Madrid quieran formar parte de este encuentro tan especial.


domingo, 11 de mayo de 2014

80.000 libros

Desengañémonos: la gente lee muy poco. Para leer hace falta mucho tiempo y mucha dedicación, y el que más y el que menos tiene muchas cosas importantes que hacer o muchos otros entretenimientos con los que amenizar los ratos de ocio.

Conozco a profesores y profesoras de literatura que apenas leen. Una vez hicieron una carrera, se leyeron unos cuantos libros y aprobaron unas oposiciones. Fin del proceso. Ahora repiten sin cesar aquellas listas de nombres que machacaron una y otra vez en sus lejanos días universitarios. Puede que muchos de ellos fueran lectores voraces en el instituto y que por eso eligieran estudiar una carrera de humanidades. Puede. Veo a muchos alumnos que terminan el Bachillerato y se van a estudiar Filología, Historia o Filosofía sin apenas haber leído en su vida. Me refiero a algo que no sea lo que les mandamos en clase.

También conozco a escritores que leen poco o nada, sobre todo poetas, que muchas veces la atracción por el texto corto no es otra cosa que vagancia. Los escritores no son de aprenderse temarios con nombres de autores y obras, pero sí tienen olfato para pertrecharse de una serie de lecturas estratégicas que les permitan dar el pego: un par de clásicos, dos o tres escritores con su dosis de malditismo, un par de autores raros que no conoce nadie y una serie de poemas o citas más o menos efectistas para sorprender a la audiencia en caso de necesidad. Un dato: he estado en algunos aquelarres de poetas, digo, jam sessions de poesía en las que vendían libros y pocas veces he visto a los asistentes comprar alguno.

Luego están todos esos que dicen que les gusta mucho leer, pero que no tienen tiempo porque están estudiando inglés, se han matriculado en un curso de la UNED, van a jugar al fútbol dos tardes por semana o están yendo a clases de flamenco. En esos casos, siempre pienso que se toman muchas molestias para encontrar excusas que les libren de la lectura.

Os cuento todo esto porque me he dado cuenta de que yo tampoco leo mucho. Le dedico tiempo, sí, pero apenas avanzo. Y yo sí que evito otras distracciones para poder hacerlo. Pero no me vale de nada. Los libros pendientes se acumulan en las estanterías y van desapareciendo lentamente bajo una pátina de polvo, en muchas ocasiones, hasta volverse invisibles.

Anoche una librera me dijo que en España se publican 80.000 títulos al año, y que, con este aluvión de novedades, ningún libro consigue tener ni importancia ni hueco en las librerías. El abaratamiento de los medios de producción y su democratización han provocado una avalancha de títulos y de editoriales alternativas imposible de asumir. Otro dato: en España hay gente que dice que lee mucho porque se lee un libro al mes. Si alguien con ese ritmo de lectura estuviera leyendo durante cincuenta años, solo habría alcanzado la irrisoria cifra de 600 libros. En toda una vida.

Salvo fenómenos editoriales de consumo masivo normalmente efímeros, que van desde El código Da Vinci a las Cincuenta sombras de Grey pasando por Juego de tronos, los escritores, incluso los que tienen cierta fama, pueden aspirar a muy pocos lectores. Están rifados. Los tiempos del escritor profesional están tocando a su fin. Los que escribimos no lo hacemos por dinero. No sé si es por vocación, por inconsciencia o por vanidad, pero por dinero desde luego que no. Supongo que habrá alguno que fantasee con una hipotética e improbable fama póstuma e inmarcesible, y tenga poluciones nocturnas soñando con ella.

Me temo que las editoriales, salvo en casos de autores muy consolidados, ya no dan grandes anticipos por los derechos de edición de ninguna obra. Lo que yo veo en el mundo que me rodea me recuerda mucho más a mis tiempos de músico alternativo en el circuito madrileño de salas de conciertos, allá por la década de los 90 (no creo que ahora sea muy distinto). No recuerdo que hubiera ningún local que nos ofreciera la posibilidad de tocar en una sala llena de público para darnos a conocer. Ni siquiera gratis. El sistema era otro: nos dejaban una sala vacía, los del grupo convocábamos a nuestros amigos, se la llenábamos y así dábamos de comer al dueño del negocio y a un par de camareros. Cobrábamos un porcentaje de la entrada o un tanto por ciento de la barra. En cualquier caso, una mierda. Incluso currándotelo mucho y llenando algún que otro local no nos daba ni para cubrir gastos. Algo así pasa ahora con la multitud de editoriales alternativas que pululan por ahí: hacen pequeñas tiradas, les venden el libro a las amistades del escritor y, con mucho esfuerzo, muchos autores y muchos amigos, consiguen mantenerse en la cuerda floja haciendo arriesgados ejercicios de funambulismo contable.

No sé si os he dicho que acabo de publicar un libro. Tampoco sé si sabéis que tengo la suerte de no vivir de eso.

domingo, 4 de mayo de 2014

Presentación de "Segundas personas" en Hojablanca

Se acerca el día de la presentación de Segundas personas y ya os puedo contar que en esta misión contaré con la complicidad de Juan Carlos Pantoja, que será el maestro de ceremonias, y con la colaboración inestimable de Ana Camuñas, Nerea Tello Heredero, Federico de Arce y Pedro Carlos Almodóvar. A todos les doy las gracias anticipadas por querer acompañarme.

Y para ir calentando motores, os dejo otro relato en mi web. Si ya leísteis Cielo abierto, le toca el turno a Signos. Seguid este enlace: