martes, 13 de agosto de 2013

The Dude

Uno de los antihéroes más carismáticos que nos dejó la gran pantalla en los 90 fue, sin duda, el protagonista de “El gran Lebowski” (encarnado de forma brillante por el actor Jeff Bridges), the Dude, que en español fue traducido, con su dosis de acierto y desacierto, como el Nota. Con su dosis de acierto porque el apelativo Nota gustó y se ha mantenido en el imaginario colectivo de los españoles. Y con su dosis de desacierto porque si algo no es Jeff Lebowski es un nota. Para mí la palabra nota se aplica más bien a una persona que desentona, que llama la atención de forma desagradable o brusca, alguien como, por ejemplo, su amigo Walter (el genial actor John Goodman), un veterano de Vietnam que es capaz de sacar una pistola para dirimir una discusión en la bolera o que revienta un coche con una palanca para dar una lección a un adolescente medio alelado.

The Dude en inglés no significa nota ni mucho menos. Dude quiere decir tipo, individuo, es decir, un cualquiera. Y se puede utilizar como sinónimo del vocativo informal guy, que sirve para dirigirte a todo el mundo, como nuestros tío y tía. Por eso no creo que los hermanos Coen estuvieran pensando en un nota cuando crearon el personaje. Más bien se trataba de crear el antihéroe total, un don nadie, un perdedor que pasaría totalmente inadvertido en Los Ángeles si no saliera a la calle en bata algunas veces.

Jeff Lebowski es un fracasado que vive al día, que no tiene futuro y que carece de un pasado glorioso. Los Coen nos cuentan poco de él porque probablemente no hay nada que contar. El mismo Dude nos da algunas pistas sobre su pasado, historias que uno no sabe si creerse o no, como que en una ocasión firmó un panfleto de protesta o que trabajó como roadie en una gira de Metallica. También comenta que estuvo en la universidad, aunque reconoce que sus recuerdos son borrosos porque se pasó todo el tiempo fumando porros, montando broncas y jugando a los bolos.

Supongo que el personaje nos cae simpático por su sencillez, su humildad, su falta de profundidad o de dobleces, su carencia absoluta de ambiciones. Es un tipo tranquilo, que se declara pacifista, que no tiene ningún empleo, que juega a los bolos, fuma porros y de vez en cuando se toma algún ácido. Viste como vive, sin pretensiones, huyendo de la formalidad y solo preocupándose por estar cómodo. En la soleada Los Ángeles se puede permitir el lujo de pasar la mayor parte del tiempo con ropa de playa: camisetas de algogón, una variada colección de bermudas y, por supuesto, chanclas. The Dude, en mitad de la ciudad de las ambiciones desatadas, es un tipo que vive como si hubiera comprendido que nada en este mundo merece tanto la pena como para esforzarse por conseguirlo. Porque otra cosa que nos cuentan de él es que es un tipo extremadamente vago, probablemente el más vago de Los Ángeles y, por tanto, uno de los más vagos del mundo.

Pero si nos conquista desde el principio no es solo por su pachorra a la hora de encarar la vida, sino porque, aunque sea un pringado y un loser, no está dispuesto a dejarse pisotear por los poderosos. Pase que por culpa de los ricos y sus líos absurdos le metan la cabeza en el váter y le rompan una baldosa con la bola de jugar a los bolos, pero lo que no puede tolerar es que un matón de mierda chino se mee en su alfombra, una alfombra que le daba armonía a su salón.

Lo que nos gusta de the Dude es que no tiene miedo de enfrentarse a los ricos y que tampoco tiene ningún problema en aprovecharse de ellos si se le presenta la ocasión y la empresa no requiere un esfuerzo desmesurado. Por eso no desprecia una copa si se topa con un lujoso mueble bar en una de las mansiones de esos tipos que tanto le resbalan, ni tiene reparos en hacerles algún trabajo sencillo si la recompensa que le prometen asciende a unos cuantos miles de dólares. Y tampoco le hace ascos a tirarse a una niña pija (Julianne Moore nada menos) si se presenta en su casa y se le ofrece en bandeja. Porque se puede ser humilde, vago e inútil, pero nunca imbécil.

Y es por todo eso por lo que the Dude nos cae tan de puta madre y, después de ver la película, a todos nos gustaría que fuera nuestro colega para irnos con él a echar unos bolos.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Felipe VI no, Felipe 9


A mí lo de ser monárquico me parece totalmente desfasado, pero en esta involución social y cultural que estamos viviendo no deja de resultarme algo anecdótico y sin la menor importancia. Yo no juzgo a la gente por sus filiaciones y lo mismo me da si alguien es monárquico, treki, belieber o fan de la Pantoja. Allá cada cual con sus traumas.

Lo que, sin embargo, me parece preocupante es que haya gente que mantenga criterios discriminatorios cuando vivimos en una sociedad en la que se lucha por la igualdad de todos sus individuos independientemente de su raza, sexo, credo o gustos sexuales. Por eso no miraría con buenos ojos a quien me dijera que es seguidor de Juan Manuel de Prada o de Salvador Sostres. La libertad de expresión les permite exhibir sus posturas retrógradas y machistas en los medios de comunicación y a mí poder expresar abiertamente el asco que me producen.

Lo peor es que a veces sucede que gente que en principio no es sospechosa de nada participa de un pensamiento retrógrado sin darse cuenta, aceptándolo como algo normal porque piensa que es así y no puede ser de otra manera. Así pasa con el tema de la sucesión de la Corona española. Nadie cuestiona que el heredero sea Felipe de Borbón, futuro Felipe VI, tercer hijo de los reyes y solo primero en la línea sucesoria por culpa de una suerte de ley sálica descafeinada que antepone los derechos de los varones y discrimina a las hijas.

A ver, lectoras liberales y liberadas de “Cincuenta sombras de Grey”, ¿es que acaso vais a consentir en el siglo XXI este atropello a la mujer?

La primogenitura es un criterio tan absurdo como que existan monarquías, pero al menos no discrimina a nadie por razón de sexo. Si este fuera el criterio válido, Felipe estaría a años luz de ser el heredero. Así quedaría en la línea sucesoria:
  1. Elena de Borbón y Grecia (1963), infanta de España y duquesa de Lugo, primogénita de los reyes.
  2. Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón (1998), grande de España, hijo primogénito de la infanta Elena y de Jaime de Marichalar.
  3. Victoria Federica de Marichalar y Borbón (2000), grande de España, hija de la infanta Elena y de Jaime de Marichalar.
  4. Cristina de Borbón y Grecia (1965), infanta de España y duquesa de Palma de Mallorca, hija de los reyes.
  5. Juan Valentín Urdangarin y Borbón (1999), grande de España, hijo primogénito de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin.
  6. Pablo Nicolás Sebastián Urdangarin y Borbón (2000), grande de España, hijo de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin.
  7. Miguel Urdangarin y Borbón (2002), grande de España, hijo de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin.
  8. Irene Urdangarin y Borbón (2005), grande de España, hija de la infanta Cristina y de Iñaki Urdangarin.
  9. Felipe de Borbón y Grecia (1968), príncipe de Asturias, hijo de los reyes.
  10. Leonor de Borbón Ortiz (2005), infanta de España, hija primogénita del príncipe Felipe y de Letizia Ortiz.
  11. Sofía de Borbón Ortiz (2007), infanta de España, hija del príncipe Felipe y de Letizia Ortiz.

El 9, no el VI. El 9 es el número que le corresponde, y sin números romanos. Alguien puede pensar que es un dislate que reine la infanta Elena. Ah, se siente. Haber elegido república en lugar de monarquía. De cualquier forma, no creo que haga mucha falta un elevado coeficiente intelectual para cazar elefantes, tener amantes, ir a esquiar, pedir indultos para pederastas o gritar “¿Por qué no te callas?” en las cumbres internacionales.

Y si la pobre no se ve capaz, ahí tenemos a Froilán, un joven inquieto y con carácter, que ya sabéis que soy froilanista y que daría cualquier cosa por verlo reinar. Y si no le dejan, espero que coja un pincho moruno, oxidado y lleno de grasa, y se lo clave en el culo a su tío Felipe 9 (o Felipe VI “El Usurpador”, como prefiráis) para que al menos no pueda sentarse a gusto el día que le toque okupar el trono.