miércoles, 10 de julio de 2013

Deus ex machina

Si en algo estamos de acuerdo la mayoría de los españoles ahora mismo, es en que tendríamos que hacer algo para luchar contra un sistema económico cruel e injusto y un gobierno corrupto e ineficaz. Pero te pones a pensar en qué podríamos hacer y te da una pereza enorme. Imagínate qué follón en estos momentos un levantamiento popular, que además es una de esas cosas que sabes cuándo empiezan, pero nunca cuándo acaban. Y, la verdad, es que ahora me viene fatal, que me piro una semana a la playa. Yo no tengo pasta, pero me voy al pueblo de los abuelos, y he quedado con los colegas para hacer una fiesta el fin de semana. Yo sí me voy fuera unos días, a París, que siempre ha sido mi sueño y no lo voy a fastidiar por una revueltilla que luego va a ser para nada. A mí no me jodas ahora con manifestaciones y hostias, si eso ya el mes que viene, que ahora son las fiestas de mi pueblo y van a traer vaquillas para hacer un encierro. Pues yo me voy a echar una siesta de tres horas. Etcétera.

Por no hablar del jaleo que conlleva una revuelta popular: movilización ciudadana, manifestaciones, huelgas, enfrentamientos con las fuerzas de orden público, barricadas, cargas policiales, palos, botellazos, pelotas de goma, detenciones… Y nos llevaríamos un montón de hostias seguro, que los antidisturbios se ponen a repartir y se quedan solos. Y eso si no acabábamos en la cárcel por una de esas leyes que los políticos se sacan de la manga cuando quieren jodernos vivos. Y si la cosa se pusiera muy fea, lo mismo hasta salía el ejército a restablecer el orden y ya la terminábamos de cagar. Quita quita. ¡Qué follón!

Y así andamos la mayoría, viendo los toros desde la barrera y esperando que pase algo mientras nos refugiamos del insufrible calor al amor del aire acondicionado, nos damos unos chapuzones en la piscina, firmamos alguna petición en change.org, nos cagamos en los políticos en las redes sociales y salimos por la noche a tomarnos unos tintos de verano a alguna terraza. Y los que no gozan de todas estas comodidades bastante tienen con sobrevivir con curros de mierda y sueldos de esclavo no emancipado. O con ir a los comedores sociales o a los contenedores de basura por darse el capricho sibarita de hacer la digestión.

Lo que no sé es qué esperamos. Supongo que algo mágico y prodigioso, una suerte de deus ex machina que venga a solucionarnos la papeleta sin que tengamos que esforzarnos demasiado. No nos damos cuenta de que ese es el recurso de los malos guionistas, que, cuando no saben resolver las historias, tienen que inventar algo inverosímil para forzar el happy end que la cruda realidad siempre nos niega.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así es, lúcida reflexión.