viernes, 4 de enero de 2013

Mi carta a los Reyes Magos


Vaya por delante que no creo en los Reyes Magos, pero, en fin, tampoco creo que me vaya a tocar la Primitiva y echo todas las semanas. Por eso este año decidí escribirla, casi como si de un acto poético se tratara, y más cuando pensaba escribirla con intenciones totalmente altruistas.

No la voy a trasladar entera. Para lo que os quiero contar es suficiente con que vayamos al párrafo en el que daba cuenta de mis peticiones, y es como sigue: “No pido nada para mí porque, al fin y al cabo, estoy mejor que mucha gente. A mí me gustaría hacer algo por los demás y por eso he decidido pediros que ayudéis a nuestro presidente Mariano Rajoy. Creo que en este año que viene va a necesitar mucho coraje para enfrentarse a los mercados y a los especuladores que no dejan de atacar a nuestro país, así como para hacerse valer en la Unión Europea. Tampoco le vendría mal un poco de sensibilidad para comprender a las personas más necesitadas. No puedo evitar pensar que es un hombre sin corazón cuando reduce o elimina los subsidios y no hace nada para evitar los desahucios indiscriminados. Supongo que no debe de ser fácil enfrentarse a una situación así, por lo que no quiero olvidarme de pediros que le deis también la inteligencia necesaria para que sepa resolver todos los problemas de España.”

Después de releer ese párrafo pensé que a lo mejor estaba excediéndome en mis peticiones, así que añadí lo siguiente: “Si esto no es posible, me conformo con que me mandéis un presidente nuevo.”

La firmé, la metí en un sobre y la eché al correo, y, por si Ratzinger tenía razón en eso de que los Reyes Magos eran de Tartessos, puse en el destinatario: “A los Reyes Magos de Oriente o de Andalucía”. Y creo que ahí ha estado el acierto, porque esta mañana he recibido contestación, aunque para mi sorpresa ha sido por WhatsApp, supongo que porque es más barato y menos moroso que el correo ordinario: “¡Quillo!, hasta esta mañana no hemos podío leer tu carta, que vamos este año un poco pegaos, y ya mañana tenemos todo el día apalabrao de cabalgatas, así que creo que te vamos a tener que dejar unos calsonsillos y unos carsetines como otras veses, que lo que nos pides va a ser que no. ¿Pero tú t’has dao cuenta lo que nos pides, pisha? ¿Coraje? ¿Sensibilidá? ¿Inteligensia? To el mundo sabe que lo que viene siendo el valor, el corasón y el serebro son competensia del Mago de Oz. Y la segunda petisión menos, que ustedes sabéis que a los Reyes Magos se les piden juguetitos, aparatos electrónicos y vehículos de mayor o menor tamaño, pero no personas. Jartos estamos de desirlo, que todos los años hay arguno o arguna que nos pide un tío bueno o una tía buena, como si se pudieran comprar en el Eroski. Para ese tipo de deseos, mejor las estrellas fugases. No es que sean mu de fiar, pero poco pierdes por intentarlo. Ya sabes, para el año que viene pide argo más concreto. No se pue pedir saber alemán, como está pidiendo to er mundo este año, pero sí un curso de esos por fassículos pa aprender alemán. No se pue pedir encontrar trabajo en otro país, pero sí un billete de avión pa pirarte. Y tampoco pidáis lo de la lotería, que eso es cosa de San Pancrasio, que nosotros no queremos abarcarlo todo como Telepizza.”

La verdad es que, como no esperaba nada de nada, los calcetines y los calzoncillos van a colmar todas mis expectativas. Para lo otro voy a probar con el GPS, que lo veo más práctico que esperar una estrella fugaz. A ver si poniendo País de Oz como destino hay suerte.

4 comentarios:

cartasporcontestar.blogspot.com dijo...

Kiyo, no veas que jartá de reir me pegao con el mensaje de guasá de los Reyes Mágicos, que digo mágicos porque... ¿a ti no tan dixo que no existen, que es sólo un produsto del mago Dynamo? Y no creas que no has sio el único que ha pedío y pide cambios en lugar de juguetitos. A mí esos Reyes me respondieron por email y se notaba argo frío, como una respuesta de esas de teleoperador@s de telefónica, amos, no te digo más que a mi hermano le llegó la misma respuesta... ¡Hasta los Reyes están mañaos ya!
Bueno, lo dixo, me queo por esta estación de palabras y sueños... que seguro que más de una vé disfrutaré en guena compañía.

PD: En Toledo ya debe notarse que el sol se acuesta más tarde ¿verdad? Yo andaré por tierras colindantes la semana que viene, hurgaré en las brasas de un brasero y me perderé en las nieblas para reencontrarme.

Félix Chacón dijo...

Me alegro de que mi carta (o la respuesta a la misma) al menos haya servido para que alguien se dé una jartá a reír.

Si vienes por Toledo, muy importante que no olvides el brasero. La niebla no hace falta que te la traigas, que tenemos para regalar.

Un saludo

Orion dijo...


Tú no crees en los Reyes Magos ni en las loterías, yo no creo en nada o en casi nada.

Ya de muy pequeño empecé a dudar de sus Majestades de Oriente porque hacían caso omiso de mis peticiones, a pesar de esforzarme por ser el primero de la clase y obedecer a mis padres en todo momento. Recuerdo el año que les pedí un cachorrito y el bajel pirata de Playmobil. Me dejaron, al lado de la cama, una barquita y un click, junto con un perro de peluche horroroso que movía la cola y ladraba cuando apretabas el interruptor que tenía en la barriga. Debido a todo esto, mi decepción no fue muy grande cuando el más espabilao de mis amigos me reveló la cruda realidad.

No soy muy de quinielas y loterías, sobre todo desde que leí un estudio de probabilidades en el que se decía algo así como que te puedes morir 10.000 veces antes de que tu boleto salga premiado.

Me quito el sombrero ante tu generosidad y altruismo. A ver si Rajoy se preocupa tanto por nosotros como tú por él.

Lo bueno de ser pesimista y descreído (hablo de mí) es que si al final todo sale bien, la sorpresa y la alegría que te llevas es mayor.
Ansar decía continuamente: Essshpañavabien, Esshpañavabien. Los escépticos como yo, sospechábamos que "pan para hoy y hambre para mañana".

Ah, el país de Oz no existe, así que tampoco te hagas muchas ilusiones, aunque de ilusión también se vive... Lo que sí es real es el leprechaunt que se encuentra al final del arcoíris. Hace poco, vi a uno de esos duendecillos y su vasija en la que no había doblones de oro, sino monedillas de diez céntimos de euro, esa es la causa de que el arcoíris, de un tiempo a esta parte, luzca un poco descolorido y mustio. Me acerqué al duende, abrí los ojos de par en par y le pedí un deseo. El muy cabrón me echó un lapo en toda la cara, cerré los ojos y cuando los volví a abrir, ya se había pirado.

Félix Chacón dijo...

Pues yo, sabiendo como sé las estadísticas imposibles de la Primitiva, voy y hecho. En esta vida hay que tener fe en algo y más moral que el Alcoyano.

En los duendes que se llevan las monedas sí que creo. A mí me desaparecen constantemente. En lo del País de Oz me declaro agnóstico ;-)