miércoles, 15 de julio de 2009

¡Me cago en el misterio!

Este año es el veinte aniversario del estreno de mi película favorita: “Amanece, que no es poco”, de José Luis Cuerda. No voy a utilizar este espacio para hacer una crítica de la película (si queréis la hago brevemente: magistral) y mucho menos para contarla. Tampoco voy a escribir aquí una retahíla de frases célebres del film, que son muchas. Los fanáticos de la película siempre andamos repitiéndolas para desconcierto de los que no la han visto. En fin, que lo que voy a hacer es hablar de mi relación con esta película a lo largo de casi veinte años.

No tuve la suerte de ver la película en la gran pantalla. La estrenaron un año antes de que me fuera a vivir a Madrid y al cine de mi pueblo llegaban entonces muy pocas películas que valieran la pena. Sin embargo, no tardé mucho en tropezarme con ella. Tuvieron que estrenarla pronto en televisión. Calculo que tuvo que ser en el año 90. Recuerdo perfectamente que era viernes o sábado porque estaba por ahí con mis colegas y de repente decidí que me aburría y me fui a casa. Puse la tele y apareció “Amanece, que no es poco”. Me recuerdo mirando la televisión sin dar crédito. Aquella película era la ficción más rara que había visto en mi vida. Cuando llegué a mi casa me alegré de que no hubiera nadie viendo la tele porque quería estar solo, pero luego eché de menos que no hubiera alguien a mi lado para compartir aquel momento mágico. Y para que diera fe de que no estaba alucinando yo solo.

Al día siguiente no tenía otro tema de conversación que la película. Le hablaba a todo el mundo de ella, aunque casi nadie la había visto. Era difícil entonces conseguir películas raras en un pueblo perdido de La Mancha. Los videoclubs dejaban mucho que desear. El milagro llegó poco tiempo después: un amigo mío la tenía grabada en vídeo. Yo me moría de ganas de verla de nuevo. Fue inevitable crear una suerte de cineclub porque yo no dejaba de darle el coñazo a todos mis amigos. La vimos varias veces. Cada vez que encontrábamos a alguno que no conocía la película nos íbamos con él a verla otra vez. Fuimos muchos los que entonces nos hicimos seguidores acérrimos de “Amanece, que no es poco”. Todavía hoy si me entero de que algún amigo no la ha visto, le hago un pase privado o se la presto. Desde hace años la tengo en DVD, original y firmada por el director. El año pasado mi mujer consiguió, después de dar varios codazos en una rueda de prensa, que el mismo Cuerda nos la dedicara. No soy mitómano, pero esto es distinto.

A lo largo de estos años fui dándome cuenta de que aquella fascinación que nosotros habíamos sentido no era un caso aislado. Por todas partes he ido encontrando fans de la película. Siempre es la misma historia: le preguntas a alguien si ha visto “Amanece, que no es poco”, el otro sonríe o directamente se echa a reír y enseguida estamos los dos soltando chorradas de la película y meándonos de risa. Ahora han abierto una página de Facebook de la película y toda la comunidad de fans hemos podido por fin tener un punto de encuentro. Somos legión. Aunque es verdad que también hay mucha gente que no entiende la película y que dice que es una chorrada. Es lo que pasa con muchas obras maestras: las amas o las detestas. No hay término medio.

Por esos avatares de la vida tuve que retrasar mucho el viaje a los escenarios de la película, pero era un viaje que tenía planeado desde principios de los 90. Hace cuatro o cinco años por fin mi novia y yo cogimos el coche y nos fuimos a recorrer los pueblos donde se rodó, que se nombran en los agradecimientos, al final de la película. Son Ayna, Liétor y Molinicos, tres pueblos de Albacete que están en la Sierra del Segura. No pensábamos que íbamos a encontrar unos pueblos tan bonitos en un marco tan maravilloso y a tan pocos kilómetros de Albacete. Desde el año pasado ya hay una ruta turística inspirada en la película que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, con gran acierto, decidió promocionar. Es un viaje ideal para pasar un fin de semana.

José Luis Cuerda, como es obvio, también se convirtió desde entonces en uno de mis directores preferidos. Nadie como él para recrear el mundo rural. Algunas de sus películas son menores, pero cuando acierta es único. Quiero destacar especialmente algunos títulos: “El bosque animado”, “La marrana” y “La lengua de las mariposas”. Cuerda siempre ha tenido muy mala suerte en los premios. “La lengua de las mariposas” mereció llevarse todos los goyas, pero coincidió con el año en el que la Academia de Cine quiso reconciliarse con Almodóvar y fueron para “Todo sobre mi madre”, una película que, desde mi punto de vista, no pasa de ser entretenida y resultona. “La lengua de las mariposas” es una obra de arte con mayúsculas. También hizo Cuerda otra película en la línea de “Amanece, que no es poco”. Me refiero a “Así en el cielo como en la tierra”, una historia que merece la pena ver aunque no tenga el mismo nivel ni haya dejado la misma huella. Al menos sirvió para que le dieran a Luis Ciges el goya que tendrían que haberle dado por “Amanece…”. Y para terminar, una rareza. Solo los verdaderos fanáticos sabemos que hay un precedente de la película. No me refiero a sus influencias, que claramente son las obras corales de Fellini y de Berlanga, sino a una película que hizo Cuerda en el año 1983 para Televisión Española. Se titula “Total”. No sé si es un largometraje corto o un cortometraje largo, supongo que tiene un metraje adecuado para un telefilme de la época. “Total” parece un borrador de “Amanece…”: ambientación rural, situaciones insólitas, conversaciones disparatadas, un mundo que se rige por reglas distintas al nuestro… Muy recomendable, ahora que probablemente la podéis bajar fácilmente con el emule u otros programas similares.

No sé las veces que he visto “Amanece, que no es poco”, pero creo que debo andar cerca del que tenga el record. La cuestión es que cada cierto tiempo me apetece retomarla. Y, lo que es más curioso, me he dado cuenta de que muchas veces me la he puesto entera o en parte cuando me encontraba un poco depre. Me pasa también con algunas canciones a las que recurro especialmente cuando estoy bajo de moral. Eso me hace pensar que para mí la película tiene un significado profundo que va más allá de la hilaridad que puedan provocarme sus gags de forma individual. Para mí, que no creo absolutamente en nada y que nunca he sabido por qué estamos en este universo, “Amanece, que no es poco” viene a decirme que este mundo es como es sólo por azar, que bien podría haber sido de otra manera. El resultado solo depende de cómo se hayan mezclado los colores en la paleta del pintor. Ver la película supongo que me ayuda a relativizar bastante el absurdo de la existencia. Sobre todo cuando pienso que no hay pintor y que ha sido el azar más veleidoso el que ha decidido la mezcla. Los hay que piensan que hay pintor y que éste ha hecho la mezcla a conciencia, pero a mí no me gusta presumirle mala fe a nadie, y menos sin conocerlo. La frase que resume todo esto está justo al final y, a pesar de su grandeza, no es de las que más solemos recordar los acérrimos de la película. La dice Saza, que es el cabo de la Guardia Civil, justo cuando desesperado se lía a tiros con un sol que amanece por donde no debe: “¡Me cago en el misterio!”.

martes, 7 de julio de 2009

Odio al Real Madrid

Hace un par días iba en el coche con la radio sintonizada en un programa de deportes para enterarme de cómo terminaba el partido de Roddick y Federer cuando escuché a un comentarista afirmar que eran tan impresionantes los fichajes del Real Madrid que habían conseguido eclipsar el triplete del Barça. Tal ejercicio de cinismo me dejó estupefacto. Todos los titulares de deportes que se consiguen por victorias son merecidos. El resto son producto de la manipulación mediática y de unos intereses que no siempre están claros. Quizá los lectores, oyentes o telespectadores menos avisados piensen que el Real Madrid aparece tanto en los medios porque es muy importante, pero cualquier persona con un poco de mundo sabe cómo funcionan los engranajes capitalistas. Los medios dependen de empresas y estas empresas utilizan estos medios para sus fines económicos y políticos. Las ramificaciones económicas y políticas del Real Madrid tienen que ser apabullantes. En los diarios nacionales, siempre enfrentados por sus filiaciones políticas, ni siquiera tiene oposición. A veces da la sensación de que todos los medios trabajan para el gabinete de prensa del Real Madrid.

Mi odio al Real Madrid no viene de lejos. De hecho, de pequeño era del Real Madrid. Luego he estado casi toda mi vida en la indiferencia futbolística más absoluta. Esta fobia al madridismo es algo nuevo, que quizá lleva incubándose tres o cuatro años, pero no más. Tiene que estar ya en un avanzado proceso de gestación porque este año me he dado cuenta de que me alegro cada vez que pierde. Como a mí personalmente el Real Madrid no me ha hecho ningún mal (salvo no dejarme dormir en las largas noches de celebración de sus títulos durante los muchos años que viví en Madrid), tengo que pensar que la razón de mi aversión tiene que ser el asco que me produce ver cómo controlan todos los medios de comunicación, cómo pisotean a la competencia aunque no hayan ganado ningún título. El Real Madrid siempre es el titular, gane o pierda. Es una marca, un club que se dedica a vender camisetas y derechos de imagen de sus jugadores. Ahora ha vuelto Florentino de presidente, ese gran vendedor de merchandising. La mierda del fondo que la han vuelto a remover. Probablemente si los socios del Real Madrid pudieran ver lo que su sacrosanto club esconde en las alcantarillas girarían la cabeza asqueados. En el Real Madrid todos los presidentes tienen cara de mafiosos. Y todos los Valdanos y Mijatovics que trabajan para el club acaban teniéndola. Con la excepción de Butragueño, que nunca perdió su cara de idiota.

No soy de ningún equipo, pero ya me puedo definir, al menos, como antimadridista. No está mal a mi edad haber llegado a tomar una postura en este aspecto. De cualquier forma, en otras cuestiones que me he tomado más en serio, como la política o la religión, no he llegado mucho más lejos. Políticamente me defino así: odio al PP. Religiosamente: odio al Vaticano.

Mis colegas madridistas no tienen por qué preocuparse. Que odie al Real Madrid no significa que odie a sus seguidores. Mis amigos peperos o católicos, o ambas cosas al mismo tiempo, pueden dar fe de que no tengo ningún problema en tomarme una copa con ellos. Eso sí, si el año que viene el Cristiano Ronaldo este de los cojones y Kaká (vaya mierda de nombre) se comen los mocos en la Liga y en la Champions que se preparen para una buena ración de pitorreo.